El terremoto de 8.9 grados en la escala abierta de Richter sacudió la costa noreste de Japón provocando un gran número de heridos y una alerta de tsunami con olas que podrían alcanzar hasta 10 metros de altura.
Hasta el momento se desconoce si hay víctimas mortales. En Tokio, la capital, el sismo sacudió e incendiado algunos edificios, según reportes de las autoridades locales.
Los transportes aéreos, ferroviarios y carreteros permanecen interrumpidos en algunas ciudades. El aeropuerto de Narita, el más grande del país, se han paralizado todos los servicios, mientras se verifica el estado de las pistas.
El epicentro del sismo se detectó en el Océano Pacífico, a 130 kilómetros de la península de Ojika y a una profundidad de 10 km, en la misma zona donde hace dos días ocurrió otro terremoto de 7.3 grados que no causó daños.
La televisión japonesa ha mostrado cómo algunos edificios han sufrido incendios en varias zonas de Tokio, como en Odaiba. Las imágenes muestran también vehículos flotando en el agua después del tsunami en el norte de Japón. En Tokio, el temblor fue tan duro que la gente que estaba atrapada en el metro apenas podía mantenerse de pie, según ha relatado un testigo a la agencia de noticias Reuters.
El aviso de tsunami se ha ampliado a la costa de Rusia, Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Hawaii y otros lugares del Pacífico, según informa una importante agencia británica (BBC).
El violento terremoto se ha sentido también en la economía. El índice Nikkei de la bolsa de Tokio ha cerrado con una caída del 1.72% ante la incertidumbre por los efectos del seísmo. El yen también se ha depreciado notablemente frente al dólar.
Los temblores son comunes en Japón, uno de los países con más zonas sísmicas activas. El país tiene alrededor del 20% del total de los terremotos del mundo por encima de los 6 grados en la escala Ritcher.
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